martes, 20 de noviembre de 2018

Mito

Leamos un mito La ninfa Eco Ovidio Eco era una hermosa ninfa amiga de los bosques y las montañas, donde disfrutaba con agrestes juegos. Era una de las favoritas de Diana, a quien ayudaba a la caza. Pero Eco tenía un defecto: era muy charlatana y siempre, conversando o discutiendo, tenía que decir la última palabra. Un día Juno iba en busca de su esposo —porque tenía razones para sospechar que estaría divirtiéndose con las ninfas— y Eco la entretuvo con su charla dando tiempo así a que las ninfas escaparan. Cuando Juno descubrió la trampa, sentenció a Eco con estas palabras: “Perderás el habla, pero podrás hacer uso de ella en un caso al que eres muy aficionada: para contestar. Seguirás teniendo la última palabra, pero nunca podrás hablar la primera”. Cierto día esta ninfa encontró a Narciso, un apuesto joven que iba de caza por las montañas; se enamoró de él y lo siguió. ¡Cómo deseaba dirigirse a él con suave acento y seducirlo con la conversación!, pero no podía. Esperó con impaciencia a que él hablara primero para poder contestarle. Un día, el joven se separó de sus compañeros y gritó: “¿Hay alguien aquí?” Y Eco contestó: “¡Aquí…!” Narciso buscó a su alrededor pero no encontró a nadie y gritó: “¡Ven!” Y Eco contestó: “¡Ven!” Y como no venía nadie, Narciso exclamó otra vez: “¿Por qué me rehúyes?” Y Eco contestó con la misma pregunta. “Reunámonos”, dijo el joven. La doncella contestó esa misma palabra con todo su corazón y corrió hacia él dispuesta a echarle los brazos al cuello. E intentó hacerlo, pero Narciso la rechazó exclamando: “¡Suéltame! ¡Qué horror, me moriría si me abrazaras!” Y ella tan sólo pudo decir “Si me abrazaras”. Fue inútil; él se marchó y ella corrió a ocultarse en las profundidades del bosque. Desde entonces Eco habitó en las cavernas y en los acantilados, su carne se marchitó de pena, sus huesos se convirtieron en rocas y sólo quedó su voz. Ella aún contesta a cualquiera que le llame y mantiene su vieja costumbre de decir siempre la última palabra. (Adaptación de Antonio Domínguez Hidalgo

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